9. La personalidad y la imagen personal son tu carta de presentación



“El hombre se convierte a menudo en lo que piensa de si mismo. Si yo sigo diciéndome a mi mismo que no puedo hacer algo, es posible que termine siendo incapaz de ello. Al contrario, sin tengo la creencia de que puedo hacerlo, seguramente adquiera la capacidad de hacerlo, incluso si no puedo al principio” ... Mahatma Gandhi.

Dicen que como nos ven es como nos tratan y esta frase es cierta en varios sentidos. No solo tiene que ver con la vestimenta, sino con la forma en que actuamos, donde reflejamos nuestra seguridad o inseguridad, nuestras expectativas, ambiciones y hasta nuestras creencias.

En el competitivo mundo laboral damos lo mejor de nosotros porque somos profesionales y porque buscamos una oportunidad de crecimiento dentro de la organización; esto no es malo y al contrario, refleja que tenemos metas, pero quien se gana esa oportunidad de obtener ese puesto de dirección, el que refleja que esta preparado para ello, ya se mostrando la actitud adecuada y no solo la aptitud para asumir la posición de responsabilidad. Es por eso que mucha gente se frustra y critica cuando alguien asume un puesto para el que considera se encuentra más preparado.

Cuando tenemos que nombrar a alguien para un puesto directivo hay varios factores a tomar en cuenta, más allá de su capacidad técnica o conocimiento del negocio. Se ponen sobre la mesa los nombres de las personas dentro de la organización que pueden asumir la posición y se evalúa su capacidad de dirigir un equipo, como lo ven los demás dentro y fuera de la empresa, como lo verán los directores de la empresa, su capacidad de adaptarse al equipo directivo o como impactaría su presencia ante los stakeholders de la organización. Por ejemplo, cuando se selecciona un gerente financiero, no solo se evalúa su capacidad técnica o de organización, también como va dirigir al equipo a su cargo, como será su imagen ante los bancos, su capacidad de convencimiento y de negociación para lograr buenos acuerdos, como presenta sus ideas ya que tendrá que presentarse ante el directorio de la empresa; si es el comercial, su capacidad de dirigir y motivar al equipo de ventas, su presencia ante los clientes, su seguridad para representar a la empresa, entre otros factores.

Si alguien vió la película Los Piratas de Silicon Valley, donde se cuenta la historia de Bill Gates y Steve Jobs, se muestra como Steve Jonás tuvo que cambiar su apariencia para ganarse el respeto de los potenciales clientes y financieros, para luego volver a mudar su imagen, años después, cuando ya había asumida una posición de prestigio y reconocimiento en la cual ya no se cuestionaba su capacidad y solo era medido por sus éxitos. También Bill Gates, tuvo que recurrir a Paul Allen para que consiguiera el contrato para el desarrollo del software del Altair. Los tiempos han cambiado y dependiendo del sector en el que nos desarrollamos profesionalmente las exigencias por cierta imagen personal es mayor o menor y cada vez mas importante son los factores de personalidad y capacidad al elegir a los directivos de una empresa, pero también cierto nivel de código de vestimenta mínimo es esperado. 

“Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos” ... Maquiavelo.

La autoconfianza es clave para proyectar una imagen profesional que inspire confianza y seguridad y esa imagen adecuadamente transmitida abre las posibilidades para asumir puestos de responsabilidad en una empresas así también, dependiendo de la cultura de la empresa, debemos vestirnos no pensando en el puesto que tenemos, sino, el que queremos tener; esta última frase parecerá algo trillada, pero no creí que fuera cierta hasta que alguien en quien confío me lo dijo y aprendí que realmente funcionaba.

El vendedor que no sabia vender

Cuando tenia alrededor de 30 años, llevaba dos años de haber terminado la universidad y tenia la posición de analista. Era una persona bastante insegura y la imagen que proyectaba era de una empleado capaz, pero tímido, aunque buena gente, por lo que todos me llaman por el diminutivo de mi nombre. Resultó que un vendedor dejó la empresa e iban a repartir su cartera de clientes entre otros de sus colegas, pero nadie queria atender a las pequeñas empresas de transporte, que en el Perú le llaman empresas de combis. El gerente comercial me ofreció pasar a ser vendedor y asumir esa cartera de clientes, algo que rechacé pues me gustaba ser analista y no veia mi futuro visitando clientes; su respuesta fue que no era opcional y que si no asumía la posición me iria a la calle.  Un vendedor amigo, con mucha experiencia me llevó a un lado y me motivó a aceptar el reto, ofreciendo entrenarme en ventas. Al final acepté.

Generalmente, a las empresas de transporte se les trataba con mucha informalidad, pues se decía que eran gente poco educada y que no funcionaba la formalidad con ellos. En esa época también había un gerente en la empresa que siempre usaba corbata y a quien respetaba y admiraba, por lo que al asumir esta posición quise también usar corbata y visitar a los clientes tratándolos con el respeto de ser personas mayores que yo. A los clientes les gustó que los llamara ‘señor’ y comenzaron a llamarme señor Caballero, me gané su confianza y tripliqué la cartera de clientes, en el camino fui ganando autoconfianza y esa seguridad era percibida por mis superiores, ganándome su respeto y confianza también . En resumen, 2 años después era subgerente comercial y al tercer año una transnacional me invitó a ser gerente comercial para su filial en Perú. Ese fue el despegue de mi carrera profesional, en una posición que no quería aceptar porque no tenia la confianza en mi mismo de que podría hacerlo y donde la presencia personal fue un impulsor para que los demás me vieran con otros ojos y me dieran nuevas y mayores responsabilidades.

A medida que han ido pasando los años, he ido aprendiendo que bajar la mirada ante otras personas por creernos menos que ellos, el dudar cuando se sustenta algo, no compartir la ideas por temor a la critica o el no tomar decisiones por miedo al fracaso, son limitantes que nosotros mismos nos imponemos mentalmente y son muestras de inseguridad, la cual es vista por los demás, restringiendo nosotros mismos nuestras posibilidades de crecimiento profesional. 

También el mostrar una apariencia externa poco profesional en un lugar de trabajo donde esto es importante es una muestra o de inmadurez o desinterés de que nos vean como un potencial lider de la organización, incluso el tener un vocabulario limitado utilizando demasiadas jergas afecta esa imagen profesional. Por ello es importante que tengamos claro que posición queremos y como nos ven quienes toman la decisión y adecuar nuestra imagen personal a esa posición que queremos y no la que tenemos.

“Si eres inseguro, adivina que? El resto del mundo también lo es. No sobreestimes la competencia, ni te subestimes a ti mismo. Eres mejor de lo que piensas” ... T. Harv Eker.

Como nos ven?

En mi experiencia profesional han habido varios ocasiones donde se me han acercado miembros del equipo a solicitar una posición que está vacante y antes de responderles les consulto sobre el porqué creen que deberían ser seleccionados para la posición, pero el 100% de las veces todos se concentran en los aspectos técnicos de puesto y termino explicándoles los aspectos que ellos mismos no ven; ya sea porque tienen demasiados conflictos con sus compañeros por ser demasiado intransigentes o porque tienen problemas para comunicar sus ideas o porque han tenido poca participación con ideas en la reuniones en las que se les invita, entre otros factores.

Algo que además es muy importante cuando se evalúa a alguien para una posición de liderazgo es justamente como ejerce ese liderazgo en la organización. Un líder debe ser capaz no solo de escuchar a los demás, también de enseñar, ayudar, participar, comprometerse, asumir la responsabilidad, colaborar, guiar, motivar, mostrar madurez, generar confianza, brindar seguridad, ensuciarse las manos cuando hay que hacerlo y lo más importante, tratar a otros con respeto, sin importar su posición en la empresa o condición social. Esas características son las que nos harán destacar y mostrar que estamos listos para asumir nuevos retos liderando un equipo y porque no? una empresa. 

Lamentablemente, muchas veces las empresas pecamos en contratar personas que no tienen todas esas características y no es por falta de interés, sino, porque cuando se busca internamente no se encuentra y cuando se busca afuera se hacen muchas pruebas y entrevistas y se contrata con la expectativa de que la persona que ingresa a la organización realmente va a aportar todo ello al equipo a su cargo. Así que si queremos una oportunidad, debemos prepararnos para ello, desarrollando aquellos rasgos de nuestra personalidad y de nuestra imagen personal que proyecten que estamos listos para el próximo gran salto.

“El liderazgo es una forma de pensar, una forma de actuar y, lo más importante, una forma de comunicar” ... Simon Sinek.

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